Uno de los errores más comunes que el Venezolano comete al llegar a España es pretender mantener su status quo. Cuando usted emigra deja de ser clase media, o baja, o alta. Se convierte en clase “emigrante”. Y esto implica un ritmo de vida y una serie de gastos y/o de decisiones que el nativo, integrado en el mercado laboral o en la dinámica social local, no tiene que tomar. Usted no puede llegar a otro lugar y querer vivir con el mismo nivel de vida que poseía, o que creía poseer, en los primeros meses de su llegada. Emigrar no es jugar Monopolio contra-reloj. Usted viene a forjar una vida, con calma, con criterio y sobre todo: con tiempo.

La mayoría de los inmigrantes criollos vienen con aspiraciones y sueños que otros hermanos latinoamericanos, más conscientes de la realidad, no se trazan a tan corto plazo. Los colombianos, hondureños, ecuatorianos y bolivianos, por nombrar algunos, llegan a España claros de que vienen a trabajar y sobre todo, vienen a ahorrar. En el caso de la mayoría de los inmigrantes latinos, su inmigración es transitoria, vienen de empleados y se irán luego de "Hacer las Españas" de vuelta a sus países de origen para vivir con sus familias en una condición mucho mejor. El venezolano generalmente viene a quedarse. A vivir, porque no tiene a donde retornar. Y por tanto debe tener extremo cuidado de los pasos que da. Para usted, que desea emigrar, hemos elaborado una guía que resume las experiencias de los emigrantes venezolanos en España y las traduce en Siete Consejos para que su llegada sea lo más fructífera posible.


1. Entiende tu situación

No hay vuelta atrás. Este será tu nuevo hogar. Debes ser ciudadano modelo, debes ser responsable y coherente. ¿Por qué portarse inclusive mejor que los Españoles? Porque tienes mucho que ganar profesional, social y económicamente si lo haces. Del Español los demás Españoles saben que esperar. Del Venezolano aún no. Es nuestro momento de crearnos fama. Ser responsable en España abre puertas en los empleos y en los bancos. De más está decir que no debes fingir un cáncer, robar o desnudarte en Gran Vía, pero no solo se limita a eso. Debes ser coherente y tener palabra, asumir gastos pagables y dejar siempre un monto de reserva para imprevistos, mantener relaciones sinceras y profesionales con los españoles y demás comunidades que conviven en España. Son tus nuevos vecinos, los que te darán trabajo, a los que pedirás favores, con los que harás negocios. En el momento que se escribe este artículo, y dejando de lado lo de Frank Serpa, los Venezolanos tenemos muy buena reputación en España. Se nos considera gente honesta, amable y trabajadora. Mantengámoslo así por el bien de todos.


2. La violencia latina y la idiosincrasia española  

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También se considera que somos medianamente peligrosos, es importante que entiendas esto para hacer inteligencia social de manera efectiva y construir relaciones personal que te lleven a trabajos estables y rentables. El latino tiene fama de venir de un pasado violento. Venezuela hoy en día es probablemente uno de los países más violentos del mundo. Eso implica que cuando un español habla con nosotros debemos cuidarnos un poco más de lo normal. ¿La razón? Aquí en España (en particular en las ciudades) los Españoles son un poco toscos en el trato. A los ojos nuestros son agresivos y groseros. Pero eso es un error. No lo hacen conscientemente y debemos aprender a tratar con ellos. Sus “tacos” (los insultos) son parte de su habla, no significan realmente nada. Y sus “cabreos” (sus arrecheras) son parte de su espíritu. No te ofendas con facilidad, no operan igual que nosotros. Los latinos tenemos fama de “no cabrearnos en balde y zurrar a la primera” (pegar) cuando nos molestan. Piensa en eso la próxima vez que un compañero de trabajo te increpe con “Cabrón ¿Pero eso no te lo dije que lo hicieses joder?” y tradúcelo a un normal y corriente “Marico esa vaina tenías que hacerla”

 

3. La cobija tiene un tamaño

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Ten esta expresión SIEMPRE presente: Arroparse hasta donde llegue la cobija. Esto significa no excederse y no vivir más allá de las posibilidades reales de uno. Como las posibilidades es un término demasiado amplio, vamos a acotar porcentualmente este concepto. El 100% es el dinero que tengas en el banco o que tengas por contrato firmado seguro cada mes. No el que vayas a pedir prestado, o el de SIMADI o el que te va a mandar un primo de un amigo de un hermano. NUNCA cuentes con dinero que no dependa de ti o que sea a futuro. Tu vivienda no debe pasar del 25% de tu salario (si lo tienes) y/o del 10% de tus ahorros. Calcula que debes poder aguantar un año de alquiler con los ahorros, incluidos tus gastos de alimentación y servicios. No compres carro si vives en una gran ciudad. Madrid, Barcelona, Valencia etc… son ciudades con un excelente transporte público. Meterte en comprar un vehículo apenas llegues es un enorme error. No solo es más caro, es más engorroso. La gasolina aquí es una renta. Las multas te van a descalabrar (y te las vas a comer segurito los primeros meses). El seguro del carro, las inspecciones, los servicios, todo es caro. No hay tanta cobija para arroparse. Ni tampoco hace falta. El Renfe, el Metro y los autobuses funcionan perfectamente. No compres ropa de marcas caras. Esto no es una pasarela. Primark, Carrefour y otras grandes superficies tienen productos de excelente calidad y a excelente precio. No estás para andar de Dior y Gucci. No seas bruto. En esa misma línea, no compres teléfonos de alta gama ni aparatos electrónicos costosos ni laptops “de paquetico”. Tu estas llegando. No pretendas competir en lujos con los que son de aquí y tienen familia, préstamos y/o trabajos a tiempo completo, o amigos a los que recurrir.

 

4. Estamos todos mamando

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En esa misma línea de los amigos asume esto: Todos los inmigrantes estamos pelando bola. ¿Así de claro o más? No hay real hermano. Tienes que asumir que quien se vino está igual o peor que tu. Si acaso, estará un poquito mejor. Pero aún a años luz de poder ayudarte. ¿Por qué, acaso a nadie le va bien? Si, hay muchos a los que les ha ido bien. Pero esa gente tiene ahora problemas de dos mundos: seguramente tienen familia en Venezuela y probablemente estén mandando real para allá o tratando de traer a su familia aquí. Y además ahora tienen hipotecas, coches y gastos aquí en España. Se están integrando. Si tu llegas pensando que otro compatriota te va a rescatar, estás pelando. No es justos ni para ellos ni para tí. No vengas de mantenido.


 

5. Más vale pájaro en mano…

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Todos somos profesionales maravillosos. Tu, yo, el pana Roberto. Todos. Lo sabemos. Pero aquí necesitas dinero. Tu bellísimo título de abogado de la UCV, en ese espectacular pergamino que nos entregan allá, no te va a servir para pagar ni un paquete de salchichas en Mercadona. Agarra cualquier trabajo que te ofrezcan. No estés esperando a que revaliden el título y/o a que te ofrezcan algo en tu profesión. Aquí suele haber trabajo de camarero y de servicios (dependientes, vendedores, limpieza etc) de manera regular. Pagan 1.000 euros promedio. ¿Qué abogado Venezolano gana 1.000 € mensuales? Y más… ¿Qué abogado Venezolano puede disfrutar de esos 1.000 € sin miedo a que le metan un tiro? Empieza con lo que sea, haz amigos allí, pregunta por tu oficio y algo caerá de tu profesión. Resiste y vencerás.

 

6. Ten tus papeles en regla

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Aquí en España la ley aún impera. Por mucho que se quejen los indignados del 15-M la realidad es que aquí los tribunales funcionan. ¿Podrás escapar de una deportación con unos “reales pal café” ? No. Ni se te ocurra sobornar a nadie aquí. Allá puede pasar por algo, relativamente común (igual de mal e igual de ilegal, pero bueno…) aquí es un delito añadido. Cumple con la ley. Si tienes todo en regla, no te tocará nadie. No te vengas indocumentado. Vente con visa de estudiante a estudiar y con visa de vivir a vivir. Busca caminos legales, LOS HAY. Y no te pongas a creer en “la palanca” o “el enchufado”. Eso aquí lo ofrecen también y rara vez funciona. Además es ilegal.

 

7. Disfruta de otro ritmo más pausado

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Emigrar es duro, durísimo, pero también es un alivio inmenso. Caminar por Gran Vía a las 2 am sin miedo alguno, es una sensación rara para alguien que estaba acostumbrado al Valle de Plomo que es Caracas. Poder salir de compras sin tener que estar constantemente mirando si alguien te sigue o si hay alguien “sospechoso” cerca, no tiene precio. Ahorra, planificate y disfruta de la estabilidad. Ven a vivir. No vengas si piensas volverte millonario. Para eso quédate en Venezuela e intenta cualquier cosa allá. La realidad es que en las naciones estables no se hace fortuna fácilmente, pero tampoco se quiebra fácilmente. Si eres coherente, si ahorras, si evitas meterte en créditos, préstamos y demás instrumentos de la nigromancia financiera o de la cábala hipotecaria, vivirás bien. Piensa que al cambiar Venezuela por España cambiaste los cien metros planos por la maratón. El tiempo y la calma son los mejores consejeros. Disfruta de vivir la vida.